martes, 18 de septiembre de 2012

Aguijones





Este relato sobre mi signo zodiacal cerrará la próxima velada de leyendas. Y será uno de los que, sin duda, cuente a mis hijos en su cama antes de dormir.





Hace miles de años vivió un hombre llamado Orión, el mejor cazador que el mundo había visto jamás. Ello y su gran atractivo físico hizo que Diana, no casualmente la diosa de la caza, se enamorase de él.

Pero Apolo, hermano de Diana, estaba celoso de que ella pasase tanto tiempo con Orión, especialmente siendo este un simple mortal. Por ello decidió crear un animal capaz de matar al valiente amante: un escorpión gigante cuya coraza natural no podría ser atravesada por las armas de Orión.

Y así sucedió. Cuando el animal atacó al cazador, este pudo comprobar cómo todos sus intentos por herirle resultaban en vano y, acorralado en la playa, decidió lanzarse al mar para escapar.

Apolo, viendo que su plan fracasaba, recurrió a una cruel estratagema: dijo a Diana que aquel personaje que se veía alejarse nadando en la distancia era un malhechor que huía tras haber cometido un crimen y le pidió que utilizase su arco para darle muerte.

Diana así lo hizo, y mató a su amado sin saberlo. Cuando descubrió el plan de Apolo, rota de dolor, tan triste como decepcionada, se vengó de este convirtiendo al escorpión y al cadáver de Orión en constelaciones. De esta forma, la eternidad siempre recordaría los celos y la mala fe del su hermano.

Por eso, todavía hoy, si miramos al cielo en una noche despejada, podemos ver, para la vergüenza de Apolo, a Orión luchando con el escorpión...

Para siempre.

Madrugada del 18 de setiembre de 2012.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin palabras.