"Los dioses nos envidian porque somos mortales. Todo es más hermoso cuando tiene un final. Nunca serás más hermosa de lo que eres ahora. Nunca volveremos a estar aquí...".
Desde que era muy pequeño (este es otro ejemplo de lo raro que era de niño) me han apasionado los mitos; su mezcla de realidad, simbolismo y fantasía, su función de crisoles culturales y la aparición de arquetipos eran lo único que colmaba al mismo tiempo mi curiosidad y mi imaginación; los cuentos me resultaban muy "simples" (salvo los TBOs de Mortadelo). Es curioso que tantos años después estoy teniendo la suerte de empezar a trabajar con ellos.
Y aunque no tiene ninguna relación con el trabajo, entre la "siesta" de ayer y la de hoy he vuelto a ver Troya. Sin ser un peliculón, en mi opinión puede considerarse una de las mejores adaptaciones que se han hecho al cine de la literatura clásica. Y no me canso de verla, sobre todo por dos motivos (aparte de Briseida, claro):
Y aunque no tiene ninguna relación con el trabajo, entre la "siesta" de ayer y la de hoy he vuelto a ver Troya. Sin ser un peliculón, en mi opinión puede considerarse una de las mejores adaptaciones que se han hecho al cine de la literatura clásica. Y no me canso de verla, sobre todo por dos motivos (aparte de Briseida, claro):
El primero, que aunque se inspira en la Illíada obviando muchos detalles importantes (como el famoso talón de Aquiles) y matizando otros (Aquiles y Patroclo no eran primos, sino amantes), está muy bien hecha, mantiene la complejidad de la trama y el perfecto esbozo de las personalidades de los personajes, sus pasiones y los tres distintos tipos de amor a través de las tres parejas.
El segundo, que siempre que he pretendido elegir "modelos" o "referentes" (reales o no) con los que me identificase o en los que inspirarme, y entre los de ficción destacan el Arturo de Clive Owen (sobre todo cuando olvida su lado bondadoso para volver a emparedar a los monjes) y el Héctor de Eric Bana. Creo que ambos personajes son dos grandes ejemplos no solamente de integridad, valor y otras virtudes clásicas, sino también de una masculinidad positiva totalmente en crisis en nuestros tiempos.
"Viví en los tiempos de Héctor, domador de caballos. Viví... en los tiempos de Aquiles"
"Viví en los tiempos de Héctor, domador de caballos. Viví... en los tiempos de Aquiles"
1 comentario:
Pues yo prefiero a Aquiles... ;)
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