miércoles, 10 de octubre de 2012

Estudio diferencial



"Pasas la vida de ciudad en ciudad yaciendo con virgenes de los templos y esposas de mercaderes... ¿y por eso te crees un experto en el amor...?"




1.- En primer lugar están los besos normales, que tienen lugar en las más variadas circunstancias y con mayor o menor deseo motriz, acierto y coordinación. Son la inmensa mayoría de los que hemos dado y la casi totalidad de los que la gente en general “disfruta” (por usar algún verbo).



2.- Luego hay una pequeña cantidad que son especiales, de dos tipos:

2.a- Alteradores del pasado: son esos besos lentos, suaves y resbaladizos en los que se juega sutilmente. Llegan a ser "redondos", perfectos, y en ellos parece que todo el universo se concentra en la punta de las lenguas que se esconden y se buscan como si fuesen parte de una coreografía. Nunca quieres que acaben, porque sientes que llevas toda la vida esperando darlos, que has nacido solamente para estar allí en ese momento.

2.b- Modificadores del futuro: cortos y casi siempre apasionados,  más que con la boca, se dan con la sangre y los huesos. Te matan, pulverizan tu interior, destrozan tu universo y a veces los odias toda la vida. Tienen el efecto de auténticos aguijonazos, picaduras que te vampirizan irremediablemente.



3.- Pero en tercer y último lugar están los que muy poca gente hemos probado: los besos  que, simple y llanamente, te arrancan las entrañas de cuajo.


9 de octubre de 2012

3 comentarios:

Anónimo dijo...

creo q es el escrito q mas me ha gustado de todo el blog... me he quedado sin palabras...

Yo... dijo...

Ayer cuando lei esto no puse nada porque me quedé como la otra persona que ha comentado... Como es normal... ;)
Pero te recuerdo que me prometiste publicar una cosita antes del fin de semana... Así que tiene que ser esta noche o como muy tarde mañana... Aunque siendo estrictos mañana sería ya finde y por tanto fuera de plazo :P

amiga lejana dijo...

Muchas veces te he dicho que tu lado analítico y tu don/puta manía de diseccionar la realidad suelen desesperarme. Pero hay veces, como esta, en la que no puedo negar que resulta (casi pavorosamente)hipnótico.